jueves, 30 de abril de 2020

Reflexiones para un mundo nuevo - Nº 2

Empecemos con el "empoderamiento".
Por casualidad, me he tropezado con el cuento "¿Quién se ha llevado mi queso?" y, como tenía tiempo, lo he vuelto a leer. Y viene a cuento de lo que iba a escribir sobre el empoderamiento.
Observo, en este tiempo del desconfinamiento, que hay mucho ratón atolondrado (en unas versiones le llaman Corri, en otras Escurridizo), y mucho liliputiense que se niega a reconocer la realidad y adaptarse al cambio (como Kif, o Hem, según versiones).
Ha bastado que se abriera una rendija en la jaula, para que todos los ratoncillos salieran de estampida en busca de la ansiada libertad, del deporte al aire libre, de las reuniones con amigos y familiares, de las cervezas en las terrazas, de comprarse ropa nueva,...de su ansiado queso. Y se dejan atrás olvidadas las mascarillas, las gafas, el gel hidroalcohólico, la distancia de seguridad, y todas las protecciones propias y ajenas. Está tan bueno el queso que se olvidan de olfatear los riesgos. Si nos contagiamos...ya protestaremos, ya exigiremos a los servicios sanitarios que nos atiendan y nos curen, porque la culpa es de Papá Estado, que no supo prever que nos podíamos contagiar.
Puede sonar a caricatura, pero estamos hablando de ratoncillos que, teniendo todo el poder y la independencia para salir/o no a la calle, ponerse/o no una mascarilla, aproximarse/o no a los amigos, comprarse/o no una camisa nueva, etc...se han lanzado sobre el queso sin asumir su responsabilidad en esta emergencia sanitaria.
Pero más complicado es el caso de los Kif.
Desde que el Gobierno nos cantó la milonga del desconfinamiento en 4 fases -¿ó 3, ó 5, o ya veremos?- los medios de comunicación están llenos de liliputienses, empresarios, autónomos o portavoces de asociaciones, que protestan por todo. Porque el plan no está desarrollado y, ya de entrada, lo rechazan.
¡Es que el Gobierno no nos dice con qué mano hay que servir la cerveza ni cómo hay que colgar las chaquetas en las perchas!    
¿Lo sabrán ellos, los políticos y los funcionarios, mejor que los profesionales del sector?
Es tal la variedad de situaciones que nunca el BOE podrá dar respuesta a las dudas de un empresario sobre cómo organizar el trabajo en su empresa. Sólo el sentido común, el knowhow, la imaginación y una actitud proactiva nos aproximarán a la solución.
Supongamos que el BOE recoge algo tan básico como
·         Fecha a partir de la cual está permitida (no obligada) la apertura
·         El propietario es responsable de tomar las medidas para evitar el contagio, tanto de empleados como de clientes, dentro de su establecimiento
·         Si en la trazabilidad de nuevos contagios se demostrase que éste se ha producido dentro de su establecimiento, se aplicaría una sanción económica y se procedería al cierre del mismo
Y, a partir de ahí, los colectivos, sindicatos y asociaciones profesionales, que conocen la problemática de cada sector, pueden empezar a pensar en las soluciones y asesorar a sus asociados. Cuando tengan la respuesta, podrán empezar con las reivindicaciones de financiación para adaptar sus negocios durante este período.
Empoderamiento, no victimismo. Aceptar los hechos. No es culpa nuestra, pero nos hemos caído en un agujero, con un enorme coste humano y económico, cuya recuperación pagaremos entre todos, y pagarán nuestros hijos y nietos. ¿Que el hoyo sea más hondo por una mala gestión del Gobierno? Posiblemente. Eso ya  lo determinarán los analistas, los historiadores y los jueces, si acaso. Pero necesitamos muchos Kof ( o Haw, según versiones) que se pongan a buscar queso nuevo, sin llorar.

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