miércoles, 29 de abril de 2020

Reflexiones para un mundo nuevo - Nº 1


Desde el fondo del confinamiento por el Covid-19 todos nos estamos haciendo un poco filósofos, médicos epidemiólogos, sociólogos, economistas y..., a veces, nos ponemos pesados.
Tanto hemos oído y leído que habrá un antes y un después de esta pandemia, que nuestro modelo de relación social tendrá que ser distinto, que el mundo no será el mismo, que empiezo a temer que no vaya a mejorar sino a empeorar.
Porque, seguro que  todos hemos hecho examen de conciencia, nos hemos dado cuenta que en nuestra vida habíamos dejado entrar muchas cosas innecesarias, inútiles, e incluso nocivas. Que teníamos poca relación familiar porque dedicábamos poco tiempo a la familia y mucho a ganar dinero con el que comprar esas cosas innecesarias. Que no valorábamos lo enriquecedor que puede ser quedarse en casa, pacíficamente, compartiendo actividades en familia, sin que la agenda de compromisos exteriores nos apremie. Y que el mundo no se para porque no haya partidos de futbol, o no salgamos de restaurante y copas los fines de semana, o no nos amotinemos en los centros comerciales en busca de oportunidades o del último trapo que ha mostrado una "influencer" en su Instagram. Así podríamos seguir enumerando cosas que se han suprimido o aplazado durante esta cuarentena.
Y, seguramente, también hemos reflexionado sobre el hecho de que la Naturaleza parece respirar aliviada en la medida que millones de nosotros quedábamos enjaulados sin poder hollarla, sin quemar gasolina a troche y moche, hasta el punto que la fauna silvestre quiere recuperar sus espacios entre el asfalto.
Pero ahora que, según dicen, se empieza a ver la luz al final del túnel, nos empezamos a poner nerviosos, como los caballos en los cajones de salida, antes de la carrera, esperando para salir disparados...hacia la recuperación de la "nueva normalidad".
Cabe preguntarse, después de tanto reflexionar, y de descubrir que el mundo en que vivíamos no era auténtico, que mucha parafernalia era prescindible, ¿Habremos aprendido algo? ¿Hemos entendido la lección? ¿Cambiaremos el modelo?
Y llega la sensación de impotencia, el volver a engañarnos a nosotros mismos, diciendo que uno sólo no puede cambiar el mundo, que somos arrastrados irremisiblemente por el entorno, etc. ¿Pero no acabamos de descubrir, a través de las redes sociales, que éramos muchos los que pensábamos igual, que somos mayoría?
Me viene a la mente una palabra horrible, EMPODERAMIENTO, un anglicismo (de empowerment) puesto de moda por ciertos movimientos activistas y cuyo significado viene a ser : Adquisición de poder e independencia por parte de un grupo social desfavorecido para mejorar su situaciónPor aquí enhebraré mi próxima reflexión.
Se alguien me sigue, lo lee, lo califica y/o comenta y difunde, se lo agradeceré.

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