lunes, 25 de febrero de 2013

El Nº 266


Resulta que varios - la mayoría – de los Papas que hemos conocido en vida, no tenían ningún interés en ser nombrados sucesores de S. Pedro. Así parece que sucedía, al menos, con Juan XXIII, Juan Pablo I, Juan Pablo II y Benedicto XVI, cuando fueron elegidos por el Cónclave. Esto es toda una prueba de la intervención del Espíritu Santo en el gobierno de la Iglesia.
Seguramente, cuando se lea este artículo, ya tendremos nuevo Papa – el que hará nº 266 en la historia de la Iglesia – y lo que se dice aquí resultará ridículo. Pero desearía que el Espíritu Santo continuase haciendo travesuras y los eminentísimos cardenales rompieran todas las quinielas de los “vaticanólogos” y eligieran un Papa insospechado.
Quisiéramos un Papa tan iluso que piense que puede reformar profundamente la Curia romana, y lo intente.
Un Papa que comience su mandato sin amigos en el Vaticano, pero que se gane la amistad de millones de creyentes y no creyentes. Que no ambicionase ser elegido y que no se sienta influenciado por los grupos de presión.
Un Papa, sea cual sea su edad, que pueda decir ¡SEGUIDLE! (a Jesucristo) a los jóvenes del primer mundo, y a los del segundo y tercer mundo, y que le sigan.
Un Papa valiente, que aborde, por fin, temas como el celibato de los sacerdotes o el sacerdocio de las mujeres.
Un Papa que no use el “papamóvil”, aunque puedan pegarle un tiro, como se lo hubieran pegado a Jesucristo, si  hubiera vivido en este siglo. Que use personalmente la cuenta de twitter o facebook y lea la prensa sin filtros.
Un Papa al que las sandalias del pescador hagan ampollas, como duelen los pies descalzos a los niños pobres de medio mundo.
Un Papa enérgico, pero comprensivo, inteligente, pero sencillo. Que sepa rezar y ayudar a rezar. Que sepa pedir perdón y pueda reconciliar a los católicos con los otros cristianos.
Finalmente, un Papa tan humano que también piense en renunciar, cuando sienta que no tiene fuerzas para llevar a cabo lo que Dios le pide.
Si no resulta tal como deseamos algunos, pedimos a Dios que nos ayude a querer también al nº 266 y a descubrir los aspectos positivos de su papado pues, con seguridad, el Espíritu Santo debe saber lo que hace.

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